Por Fred Halliday, profesor de investigación de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA) y del IBEI, Barcelona. Traducción: José María Puig de la Bellacasa (LA VANGUARDIA, 28/04/08).
En los últimos años, Oriente Medio y de hecho todas las personas interesadas en los derechos de la mujer y el progreso de la humanidad han perdido dos voces enérgicas y acreditadas, las de la escritora libanesa Mai Ghoussoub y su homóloga iraní, Parvin Paidar. Mai, que murió en febrero del 2007, procedía de Líbano y vivió en su país y en Londres, donde contribuyó a la creación de la editorial Saqi: tenía 53 años. Parvin, que murió en octubre del 2005 a la edad de 56 años, procedía de Irán; vivió y estudió en Gran Bretaña y con ocasión de su trabajo en un programa de las Naciones Unidas se convirtió en una importante figura en el terreno de la promoción de los derechos de la mujer en Afganistán y en Asia Central.
A diferencia del feminismo optimista que ellas plantearon, buena parte de Oriente Medio se halla actualmente bajo la férula de grupos militares nacionalistas que aterrorizan y silencian a las mujeres, sea en Palestina, Afganistán, Líbano o Iraq, donde las mujeres han sido apartadas de la vida pública.
Los escritos que dejan las dos mujeres que he citado al principio constituyen un legado nítido y, a la vez, complementario. Mai, que salió de Líbano durante la guerra civil en 1979, se sirvió de la literatura (sobre todo la de las mujeres) y del análisis político para criticar la receta habitual de dogmatismo político, violencia y nacionalismo que caracterizaron buena parte de la izquierda árabe: sus cuentos incluidos en Adiós a Beirut: las mujeres y sus guerras interiores y una nueva selección de material de ficción, reflexiones sobre arte y memorias publicadas por Saqi bajo el título de Obra selecta entretejen las distintas facetas de la vida hogareña y las fantasías de las mujeres libanesas con los trastornos políticos que afligieron su país y las reflexiones sobre el lugar de las mujeres en el arte contemporáneo. Mai adoraba Beirut y en una conferencia en el CCCB de Barcelona en el 2005 se refirió elocuentemente a su rica vida cultural y social.
Sus críticas de la violencia y el sexismo árabe nacionalista, publicadas primero en New Left Review en los años ochenta y también en el periódico independiente Khamsin, que dirigió en unión de colegas de Palestina, Irán e Israel, equivalieron a un verdadero vilipendio - preocupantemente profético- de grupos islamonacionalistas como Hamas y Hizbulah. La guerra de Líbano del verano del 2006, con su violento impacto sobre la vida diaria de Beirut, la afectó profundamente y oscureció sus últimos meses.
La experiencia de Parvin nació de los debates y luchas de la izquierda marxista independiente que emergió en Irán en la última etapa del régimen del sha, hasta 1979, y de los enfrentamientos con el nuevo autoritarismo de la República Islámica que lo sucedió. A diferencia de quienes, en la izquierda ortodoxa, consideraron que la igualdad y libertad femeninas a la hora de no vestir indumentaria opresora constituía una cuestión de importancia secundaria - una forma del tan execrado “liberalismo”-, Parvin y la corriente feminista que contribuyó a impulsar se opusieron sin reservas al nuevo patriarcado de corte islamonacionalista encarnado por el régimen de Jomeini.
Su libro Las mujeres y el proceso político de Irán en el siglo XX (Cambridge University Press, 1995) describe la experiencia de las mujeres en el Irán de su época en el marco de la moderna historia política y social de Irán. Esta obra, una de las más admirables sobre el Irán moderno y de los mejores libros sobre la intersección de género y política en cualquier país moderno, sitúa el papel de las mujeres y de las imágenes e ideologías sobre las mujeres a lo largo de los periodos principales de la moderna historia iraní desde la revolución constitucional de 1906 a través de las fases monárquica y nacionalista antes y después de la Segunda Guerra Mundial para centrarse posteriormente en la revolución islámica y sus consecuencias.
Si por una parte Mai Ghoussoub y Parvin Paidar se contaban entre los intelectuales críticos y pensadoras feministas más brillantes de su época - dotadas de sentido del humor, cordialidad, aficiones gastronómicas y gran lealtad personal-, poseían también otro rasgo procedente de su experiencia personal y política, su visión internacional. Como su obra denota, ambas procedían de países, Líbano e Irán, de gran diversidad religiosa y lingüística; ambas compartían la dedicación entusiasta a la cuestión más general de los derechos de la mujer en el mundo, cuya causa surgió con fuerza tanto en Oriente Medio como en Europa y Latinoamérica en los años setenta. Y ambas, en su labor en el exilio y el práctico rechazo de las celadas nacionalistas de la izquierda en Oriente Medio, se esforzaron por unir sus fuerzas a las de las feministas y socialistas independientes de otros países y etnias.
Mai, en su trabajo en Khamsin y posteriormente en la editorial Saqi, colaboró con numerosos colegas de Israel, de otros países árabes y de Irán, así como con algunos de los que en Europa y América tuvimos la suerte de conocerla y trabajar con ella. Parvin, tras finalizar su doctorado, vivió en Uzbekistán y Afganistán trabajando para Save the Children y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, a favor de los derechos de la mujer y de su participación frente a grupos poscomunistas religiosos, tribales y frecuentemente violentos.
La pérdida de Mai Ghoussoub y Parvin Paidar y su legado son si cabe más sobresalientes a la vista de lo sucedido en los últimos años, tanto la creciente exclusión como la violencia contra muchas mujeres en numerosos países de Oriente Medio y - según la pauta observable de una regresión intelectual y moral- el deslizamiento de buena parte de los discursos sobre los derechos de la mujer (incluyendo cuestiones como la de la imposición del velo) hacia el relativismo.
En Oriente Medio hay personalidades que, pese a todos los obstáculos y amenazas, se han mantenido fieles a esta visión universal y compromiso igualitario. Sin embargo, topamos aquí con una conclusión paradójica que en algunos aspectos resulta evidente en otras partes del mundo; esto es, que hacen más por la defensa de los derechos colectivos (sean de las mujeres, los homosexuales, las minorías étnicas o los trabajadores) las personas individuales de miras abiertas y progresistas que los supuestamente más combativos grupos de la izquierda socialista y marxista, de fuertes principios. Tal es el caso de la cuestión de la mujer en Oriente Medio. Las intelectuales árabes autoras de textos de los informes sobre desarrollo humano son mentes progresistas en sintonía con los objetivos y la línea de las Naciones Unidas. Abogadas iraníes como la heroica e indomable Shirin Ebadi, a quien tuve el honor de presentar recientemente en un encuentro celebrado en la Casa Àsia en Barcelona, y las nuevas activistas a favor de los derechos de la mujer en el propio Irán son en sí mismas testigos vivos de la gran importancia y creciente ímpetu del mensaje encarnado por la obra y vida de Mai Ghoussoub y Parvin Paidar. El mundo y sobre todo las mujeres de Oriente Medio son más pobres sin ellas.
En los últimos años, Oriente Medio y de hecho todas las personas interesadas en los derechos de la mujer y el progreso de la humanidad han perdido dos voces enérgicas y acreditadas, las de la escritora libanesa Mai Ghoussoub y su homóloga iraní, Parvin Paidar. Mai, que murió en febrero del 2007, procedía de Líbano y vivió en su país y en Londres, donde contribuyó a la creación de la editorial Saqi: tenía 53 años. Parvin, que murió en octubre del 2005 a la edad de 56 años, procedía de Irán; vivió y estudió en Gran Bretaña y con ocasión de su trabajo en un programa de las Naciones Unidas se convirtió en una importante figura en el terreno de la promoción de los derechos de la mujer en Afganistán y en Asia Central.
A diferencia del feminismo optimista que ellas plantearon, buena parte de Oriente Medio se halla actualmente bajo la férula de grupos militares nacionalistas que aterrorizan y silencian a las mujeres, sea en Palestina, Afganistán, Líbano o Iraq, donde las mujeres han sido apartadas de la vida pública.
Los escritos que dejan las dos mujeres que he citado al principio constituyen un legado nítido y, a la vez, complementario. Mai, que salió de Líbano durante la guerra civil en 1979, se sirvió de la literatura (sobre todo la de las mujeres) y del análisis político para criticar la receta habitual de dogmatismo político, violencia y nacionalismo que caracterizaron buena parte de la izquierda árabe: sus cuentos incluidos en Adiós a Beirut: las mujeres y sus guerras interiores y una nueva selección de material de ficción, reflexiones sobre arte y memorias publicadas por Saqi bajo el título de Obra selecta entretejen las distintas facetas de la vida hogareña y las fantasías de las mujeres libanesas con los trastornos políticos que afligieron su país y las reflexiones sobre el lugar de las mujeres en el arte contemporáneo. Mai adoraba Beirut y en una conferencia en el CCCB de Barcelona en el 2005 se refirió elocuentemente a su rica vida cultural y social.
Sus críticas de la violencia y el sexismo árabe nacionalista, publicadas primero en New Left Review en los años ochenta y también en el periódico independiente Khamsin, que dirigió en unión de colegas de Palestina, Irán e Israel, equivalieron a un verdadero vilipendio - preocupantemente profético- de grupos islamonacionalistas como Hamas y Hizbulah. La guerra de Líbano del verano del 2006, con su violento impacto sobre la vida diaria de Beirut, la afectó profundamente y oscureció sus últimos meses.
La experiencia de Parvin nació de los debates y luchas de la izquierda marxista independiente que emergió en Irán en la última etapa del régimen del sha, hasta 1979, y de los enfrentamientos con el nuevo autoritarismo de la República Islámica que lo sucedió. A diferencia de quienes, en la izquierda ortodoxa, consideraron que la igualdad y libertad femeninas a la hora de no vestir indumentaria opresora constituía una cuestión de importancia secundaria - una forma del tan execrado “liberalismo”-, Parvin y la corriente feminista que contribuyó a impulsar se opusieron sin reservas al nuevo patriarcado de corte islamonacionalista encarnado por el régimen de Jomeini.
Su libro Las mujeres y el proceso político de Irán en el siglo XX (Cambridge University Press, 1995) describe la experiencia de las mujeres en el Irán de su época en el marco de la moderna historia política y social de Irán. Esta obra, una de las más admirables sobre el Irán moderno y de los mejores libros sobre la intersección de género y política en cualquier país moderno, sitúa el papel de las mujeres y de las imágenes e ideologías sobre las mujeres a lo largo de los periodos principales de la moderna historia iraní desde la revolución constitucional de 1906 a través de las fases monárquica y nacionalista antes y después de la Segunda Guerra Mundial para centrarse posteriormente en la revolución islámica y sus consecuencias.
Si por una parte Mai Ghoussoub y Parvin Paidar se contaban entre los intelectuales críticos y pensadoras feministas más brillantes de su época - dotadas de sentido del humor, cordialidad, aficiones gastronómicas y gran lealtad personal-, poseían también otro rasgo procedente de su experiencia personal y política, su visión internacional. Como su obra denota, ambas procedían de países, Líbano e Irán, de gran diversidad religiosa y lingüística; ambas compartían la dedicación entusiasta a la cuestión más general de los derechos de la mujer en el mundo, cuya causa surgió con fuerza tanto en Oriente Medio como en Europa y Latinoamérica en los años setenta. Y ambas, en su labor en el exilio y el práctico rechazo de las celadas nacionalistas de la izquierda en Oriente Medio, se esforzaron por unir sus fuerzas a las de las feministas y socialistas independientes de otros países y etnias.
Mai, en su trabajo en Khamsin y posteriormente en la editorial Saqi, colaboró con numerosos colegas de Israel, de otros países árabes y de Irán, así como con algunos de los que en Europa y América tuvimos la suerte de conocerla y trabajar con ella. Parvin, tras finalizar su doctorado, vivió en Uzbekistán y Afganistán trabajando para Save the Children y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, a favor de los derechos de la mujer y de su participación frente a grupos poscomunistas religiosos, tribales y frecuentemente violentos.
La pérdida de Mai Ghoussoub y Parvin Paidar y su legado son si cabe más sobresalientes a la vista de lo sucedido en los últimos años, tanto la creciente exclusión como la violencia contra muchas mujeres en numerosos países de Oriente Medio y - según la pauta observable de una regresión intelectual y moral- el deslizamiento de buena parte de los discursos sobre los derechos de la mujer (incluyendo cuestiones como la de la imposición del velo) hacia el relativismo.
En Oriente Medio hay personalidades que, pese a todos los obstáculos y amenazas, se han mantenido fieles a esta visión universal y compromiso igualitario. Sin embargo, topamos aquí con una conclusión paradójica que en algunos aspectos resulta evidente en otras partes del mundo; esto es, que hacen más por la defensa de los derechos colectivos (sean de las mujeres, los homosexuales, las minorías étnicas o los trabajadores) las personas individuales de miras abiertas y progresistas que los supuestamente más combativos grupos de la izquierda socialista y marxista, de fuertes principios. Tal es el caso de la cuestión de la mujer en Oriente Medio. Las intelectuales árabes autoras de textos de los informes sobre desarrollo humano son mentes progresistas en sintonía con los objetivos y la línea de las Naciones Unidas. Abogadas iraníes como la heroica e indomable Shirin Ebadi, a quien tuve el honor de presentar recientemente en un encuentro celebrado en la Casa Àsia en Barcelona, y las nuevas activistas a favor de los derechos de la mujer en el propio Irán son en sí mismas testigos vivos de la gran importancia y creciente ímpetu del mensaje encarnado por la obra y vida de Mai Ghoussoub y Parvin Paidar. El mundo y sobre todo las mujeres de Oriente Medio son más pobres sin ellas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario