Por Miguel León-Portilla, antropólogo e historiador mexicano (EL PAÍS, 29/04/08):
Tres ciudades, que son puertos, guardan no pocas semejanzas y por muchos años han estado vinculadas. Ellas son Cádiz, puerto de salida; La Habana, lugar de enlace, y Veracruz, puerto de llegada. Cuantos viajaban de España a México tenían que pasar por La Habana. En ocasiones algunos miembros de una familia se quedaban en Cuba. Lazos de parentesco y también de cultura se afianzaron así entre los habitantes de la isla y de México. De muchas formas México y Cuba han compartido una misma historia, ello desde que Hernán Cortés salió de Cuba para consumar la Conquista. Acercamiento muy distinto fue el de fray Bartolomé de Las Casas, que había sido encomendero en Cuba y luego emprendió en México y en España la defensa de los indios.
El situado, la suma de dinero que el virreinato de la Nueva España enviaba y situaba cada año en Cuba y otras posesiones españolas contribuyó grandemente durante siglos al fortalecimiento de la economía isleña. Cuba, por su parte, dio a México gobernantes que contribuyeron a su prosperidad. Uno fue Juan Francisco Güemes y Horcasitas que, tras ser gobernador en Cuba, pasó a México como virrey a mediados del siglo XVIII. Otro fue un hijo suyo, nacido y criado en La Habana, que llegó a conocerse como Conde de Revillagigedo y también fue virrey en la Nueva España. Destacó él como gobernante probo y acertado promotor en obras públicas.
En la siguiente centuria Cuba y México iniciaron sus respectivas luchas para alcanzar la independencia. En ambos casos los independentistas estuvieron en contacto. Si bien para los cubanos el triunfo estuvo lejano, no por ello se debilitaron las relaciones con México. Muchos distinguidos cubanos vivieron en el México independiente. Uno fue secretario y yerno del presidente indígena Benito Juárez. También José Martí estuvo en México donde encontró apoyos para su causa. Conociendo y amando a México, Martí poco antes de morir escribió una certera advertencia: “Oh México querido, México adorado, ve los peligros que te cercan. Oye el clamor de un hijo tuyo que no nació de ti. Por el norte un vecino avieso ya cuaja, pero tú ordenarás, tú entenderás y tú guiarás”.
Ese vecino avieso del norte intervino a su manera para separar a Cuba de España y lo logró apropiándose de la isla y de otras posesiones ultramarinas españolas en 1898, medio siglo después de arrebatarle a México la mitad de su territorio.
Cuba inició entonces un largo periodo de sujeción al avieso vecino. Tan sólo, a mediados del siglo XX, con Fidel Castro, Ernesto Che Guevara y otros exiliados cubanos en México, pudo planearse en este país la expedición que culminó con la victoria sobre el corrupto régimen que imperaba en la isla. La partida del Granma, con 82 esforzados, entre ellos el mexicano Guillén Celaya, ocurrió desde el puerto de Tuxpan, Veracruz, el 25 de noviembre de 1956.
Consumada la victoria de la revolución cubana, las relaciones con México se desarrollaron, como ninguna otra, de manera ejemplar. Al declarar Cuba el carácter socialista de su revolución, la actitud ya hostil de Estados Unidos en su contra se manifestó abiertamente al promover en la Conferencia de los Estados Americanos en Punta del Este, Uruguay, su expulsión de dicho organismo internacional. México fue el único país que, oponiéndose a ello, siguió manteniendo relaciones con el gobierno y el pueblo cubanos.
Y no sólo esto sino que México hizo defensa de la soberanía y libre determinación de los cubanos en todos los foros del mundo. En abril de 1961, frente a los intentos de Estados Unidos de promover una invasión de la isla, Lázaro Cárdenas se ofreció a acudir en su defensa en una gran concentración popular en la plaza principal de la capital del país. Estados Unidos inició, y mantiene desde hace mucho, un bloqueo económico y político en contra de Cuba en flagrante violación del derecho internacional. Contraproducente para los estadounidenses ha sido tal medida pues ha fortalecido la cohesión interna del pueblo cubano y el apoyo a su régimen.
El vecino avieso del norte ejerce además su imperial voluntad de incluir en la lista negra de los violadores de los derechos humanos a Cuba. Sólo que en esa lista debería incluirse a sí mismo. Bastaría con recordar que en la misma Cuba mantiene la prisión de Guantánamo, enclave execrable donde se violan los derechos humanos y símbolo macabro de la supuesta justificación de sus acciones con la idea de un eje del mal inventado por ellos. Y la lista negra de las acciones del avieso del norte incluye además muchas intervenciones en el pasado y también las actuales agresiones, con miles de víctimas, en Irak y Afganistán, al lado de sus amenazas en contra de Irán, Corea del Norte y otros países.
Frente a todo esto y ante la apertura del Gobierno de Raúl Castro, ¿cuál es la postura de la Unión Europea? Interesante es citar aquí lo manifestado por el titular de la Comisión Europea de Desarrollo, Stéfano Manservisi. Éste ha declarado “estar más convencido que nunca de que la actual situación de inmovilismo en la Unión Europea en este contexto [el del bloqueo de Estados Unidos en contra de Cuba] es un gran error”. México, comprometiéndose con los cubanos con quienes por siglos ha vivido hermanado, debe sumarse a esa actitud.
Tres ciudades, que son puertos, guardan no pocas semejanzas y por muchos años han estado vinculadas. Ellas son Cádiz, puerto de salida; La Habana, lugar de enlace, y Veracruz, puerto de llegada. Cuantos viajaban de España a México tenían que pasar por La Habana. En ocasiones algunos miembros de una familia se quedaban en Cuba. Lazos de parentesco y también de cultura se afianzaron así entre los habitantes de la isla y de México. De muchas formas México y Cuba han compartido una misma historia, ello desde que Hernán Cortés salió de Cuba para consumar la Conquista. Acercamiento muy distinto fue el de fray Bartolomé de Las Casas, que había sido encomendero en Cuba y luego emprendió en México y en España la defensa de los indios.
El situado, la suma de dinero que el virreinato de la Nueva España enviaba y situaba cada año en Cuba y otras posesiones españolas contribuyó grandemente durante siglos al fortalecimiento de la economía isleña. Cuba, por su parte, dio a México gobernantes que contribuyeron a su prosperidad. Uno fue Juan Francisco Güemes y Horcasitas que, tras ser gobernador en Cuba, pasó a México como virrey a mediados del siglo XVIII. Otro fue un hijo suyo, nacido y criado en La Habana, que llegó a conocerse como Conde de Revillagigedo y también fue virrey en la Nueva España. Destacó él como gobernante probo y acertado promotor en obras públicas.
En la siguiente centuria Cuba y México iniciaron sus respectivas luchas para alcanzar la independencia. En ambos casos los independentistas estuvieron en contacto. Si bien para los cubanos el triunfo estuvo lejano, no por ello se debilitaron las relaciones con México. Muchos distinguidos cubanos vivieron en el México independiente. Uno fue secretario y yerno del presidente indígena Benito Juárez. También José Martí estuvo en México donde encontró apoyos para su causa. Conociendo y amando a México, Martí poco antes de morir escribió una certera advertencia: “Oh México querido, México adorado, ve los peligros que te cercan. Oye el clamor de un hijo tuyo que no nació de ti. Por el norte un vecino avieso ya cuaja, pero tú ordenarás, tú entenderás y tú guiarás”.
Ese vecino avieso del norte intervino a su manera para separar a Cuba de España y lo logró apropiándose de la isla y de otras posesiones ultramarinas españolas en 1898, medio siglo después de arrebatarle a México la mitad de su territorio.
Cuba inició entonces un largo periodo de sujeción al avieso vecino. Tan sólo, a mediados del siglo XX, con Fidel Castro, Ernesto Che Guevara y otros exiliados cubanos en México, pudo planearse en este país la expedición que culminó con la victoria sobre el corrupto régimen que imperaba en la isla. La partida del Granma, con 82 esforzados, entre ellos el mexicano Guillén Celaya, ocurrió desde el puerto de Tuxpan, Veracruz, el 25 de noviembre de 1956.
Consumada la victoria de la revolución cubana, las relaciones con México se desarrollaron, como ninguna otra, de manera ejemplar. Al declarar Cuba el carácter socialista de su revolución, la actitud ya hostil de Estados Unidos en su contra se manifestó abiertamente al promover en la Conferencia de los Estados Americanos en Punta del Este, Uruguay, su expulsión de dicho organismo internacional. México fue el único país que, oponiéndose a ello, siguió manteniendo relaciones con el gobierno y el pueblo cubanos.
Y no sólo esto sino que México hizo defensa de la soberanía y libre determinación de los cubanos en todos los foros del mundo. En abril de 1961, frente a los intentos de Estados Unidos de promover una invasión de la isla, Lázaro Cárdenas se ofreció a acudir en su defensa en una gran concentración popular en la plaza principal de la capital del país. Estados Unidos inició, y mantiene desde hace mucho, un bloqueo económico y político en contra de Cuba en flagrante violación del derecho internacional. Contraproducente para los estadounidenses ha sido tal medida pues ha fortalecido la cohesión interna del pueblo cubano y el apoyo a su régimen.
El vecino avieso del norte ejerce además su imperial voluntad de incluir en la lista negra de los violadores de los derechos humanos a Cuba. Sólo que en esa lista debería incluirse a sí mismo. Bastaría con recordar que en la misma Cuba mantiene la prisión de Guantánamo, enclave execrable donde se violan los derechos humanos y símbolo macabro de la supuesta justificación de sus acciones con la idea de un eje del mal inventado por ellos. Y la lista negra de las acciones del avieso del norte incluye además muchas intervenciones en el pasado y también las actuales agresiones, con miles de víctimas, en Irak y Afganistán, al lado de sus amenazas en contra de Irán, Corea del Norte y otros países.
Frente a todo esto y ante la apertura del Gobierno de Raúl Castro, ¿cuál es la postura de la Unión Europea? Interesante es citar aquí lo manifestado por el titular de la Comisión Europea de Desarrollo, Stéfano Manservisi. Éste ha declarado “estar más convencido que nunca de que la actual situación de inmovilismo en la Unión Europea en este contexto [el del bloqueo de Estados Unidos en contra de Cuba] es un gran error”. México, comprometiéndose con los cubanos con quienes por siglos ha vivido hermanado, debe sumarse a esa actitud.
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