Por Santiago Grisolía, bioquímico (ABC, 07/05/08):
Aunque frecuentemente aparece su nombre en la prensa científica, quizás el lector pueda preguntarse quién es Craig Venter y que importancia tiene su trabajo. Ya hace unos años, Bill Clinton, entonces Presidente de los Estados Unidos, quiso aparecer con él en la portada de la revista Time; y, de nuevo, que se anunciase en 2003, desde la Casa Blanca y con gran fanfarria, que se conocía la secuencia del genoma humano. Incluso Tony Blair participó en dicho anuncio por video conferencia.
El profesor Venter, gran aficionado al mar, pasó dos años sirviendo en la marina americana en Vietnam, tras lo cual estudió Bioquímica y se doctoró en Fisiología y Farmacología en California. Hombre de gran sentido del humor, decía que su papel principal era servir el café durante las reuniones. Después de unos años como profesor asociado en la Universidad de Búfalo y el Roswell Park Cancer Institute, se trasladó a los Institutos Americanos de la Salud, en Bethesda.
A consecuencia de la primera reunión internacional que sobre el genoma humano se organizó en Valencia en el 88, mi amigo Cook-Degan, consciente de que era una de las jóvenes promesas en genética, me habló de él, y por eso fui a buscarle a Bethesda.
Así pues, cuando en 1991 se celebró la segunda reunión sobre el Proyecto Genoma Humano, dedicada a la Ética y patrocinada por la Fundación BBV, lo invitamos a que asistiera. He de reconocer que esta segunda reunión en Valencia causó dos hechos trascendentes: promovió el interés de la entonces recién creada Fundación en la genética y las consecuencias de sus descubrimientos; y sirvió para el lanzamiento del joven y, por entonces poco conocido a nivel internacional J. Craig Venter. En dicho simposio participaron, entre otras personalidades de las pocas interesadas entonces en el Proyecto Genoma Humano, Victor Mckusick, James Watson y Walter Gilbert. McKusick ha sido recientemente galardonado con el Premio Japón y está considerado el padre de la medicina génica. Walter Gilbert, Premio Nobel, contribuyó a descubrir cómo se sintetizan las proteínas a partir de grupos de tres bases del ARN, y fue el primero en postular que los orígenes de la vida fueron debidos a la aparición de cadenas de ARN. El impulsivo James Watson, famosísimo por su trabajo sobre la estructura de la doble hélice del ADN, no necesita comentario; así que recordaré que aquélla fue su única visita a España, y que se entrevistó con el Rey, como he comentado en otra ocasión recientemente.
La redacción de las conclusiones de esta segunda reunión sobre el Genoma Humano se le encomendó a Craig Venter, y fue él quien las consensuó trabajando hasta la madrugada, para que se presentaran en la clausura de la reunión, presidida por la Reina Doña Sofía. Ya advertimos entonces, y nos impresionaron a todos su capacidad de trabajo, su imaginación y su pasión por el mar. Recuerdo que Venter me propuso que a esta reunión en Valencia ¡viniese todo el mundo en barco!
La tercera reunión sobre el Genoma Humano, celebrada en Bilbao en el 93 y también patrocinada por la Fundación BBV, contó con la presencia de Venter, al que invité a participar como miembro de su Patronato, como recuerda él mismo en su libro «Life Decoded. My Genome: My Life». Por entonces Venter ya empezaba a destacar por sus estudios del genoma viral. En aquella reunión conoció a Hamilton Smith, Premio Nobel por el descubrimiento de los enzimas de restricción, la herramienta que ha permitido dividir la larga molécula de ADN en fragmentos que así se pudieron analizar. Durante una cena Venter convenció al doctor Smith de las posibilidades comerciales de los descubrimientos del Genoma Humano, a las que nadie habíamos hecho mucho caso. Ya había problemas sobre su proyecto de generar patentes antes de que lograra la primera secuencia completa del genoma humano. Por todo ello, no es de extrañar que Craig Venter nos hablara, en dicha reunión en Bilbao, sobre «La rentabilidad de patentar los descubrimiento genéticos». Venter fue tan convincente que el Premio Nobel Smith dejó su Cátedra en la Universidad Johns Hopkins y se fue a trabajar con el joven Venter al Instituto de Ciencias Genómicas que éste había creado en el 92 y, como es sabido, desde entonces siguen trabajando juntos.
Apenas cinco años después de la reunión de Bilbao, se creó Celera con el objeto de realizar el primer mapa completo del genoma humano, proyecto en que naturalmente participó Hamilton Smith.
La fama de Craig Venter se extendió por su desarrollo de tecnologías importantísimas para secuenciar rápidamente el genoma, como la llamada identificación de secuencias dianas (EST). Muy simpático y claramente «inconformista», no se lleva bien con otros científicos, incluyendo al también iconoclasta James Watson, quien dijo que lo que Venter hacía con dicha técnica «lo podía hacer un mono». Venter no lo ha olvidado. Su creatividad, diligencia y originalidad en la secuenciación, le llevaron a publicar en el año 2003 en la revista Science la secuencia del genoma humano.
Con los años, Craig Venter abandonó Celera y ha creado el Instituto Craig Venter, y se ha dedicado a recorrer los mares en su yate Sorcerer II, analizando genomas de bacterias con el objetivo de conseguir nuevos recursos, especialmente energéticos.
Venter acaba de anunciar el éxito de un proyecto en el que lleva trabajando varios años, la síntesis del genoma de un ser vivo, el de la bacteria Mycoplasma laboratorium, es decir, el primer paso para crear vida en el laboratorio, lo que provocará no sólo importantes avances científicos sino también grandes discusiones éticas y filosóficas. Es la gran noticia, en la que ha estado trabajando mucho tiempo con Hamilton Smith.
Hace unas semanas me telefoneó mi hijo mayor, James, que vive en San Diego, y me dijo que se iba a reunir con Hamilton Smith, a quien conoce por las reuniones de los Jurados de los Premios Rey Jaime I. El profesor Smith se encontraba allí desarrollando una sede de la Fundación Craig Venter.
Por todo lo dicho, esperamos con avidez conocer más detalles del futuro de «la creación de vida» directamente de Venter, que estos días 5, 6 y 7 de mayo imparte sendas conferencias en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia.
Venter es un asiduo visitante de España, pues, además de participar en las dos últimas reuniones sobre el Genoma Humano, volvió en 1998 cuando se le reconoció con una Medalla de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, durante un curso en la Sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Valencia, y hace unos siete años recibió en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias, compartido con otros distinguidos investigadores, incluyendo su competidor y poco amigo Francis Collins.
Dada su gran categoría científica y, por tanto, su cada vez mayor número de ocupaciones, es de agradecer, que Craig Venter, posiblemente el biólogo molecular más famoso en la actualidad, venga a pasar unos días a España, para compartir sus ideas revolucionarias con cuantos científicos y estudiantes deseen aprender aspectos novedosos y fascinantes de la genética.
Aunque frecuentemente aparece su nombre en la prensa científica, quizás el lector pueda preguntarse quién es Craig Venter y que importancia tiene su trabajo. Ya hace unos años, Bill Clinton, entonces Presidente de los Estados Unidos, quiso aparecer con él en la portada de la revista Time; y, de nuevo, que se anunciase en 2003, desde la Casa Blanca y con gran fanfarria, que se conocía la secuencia del genoma humano. Incluso Tony Blair participó en dicho anuncio por video conferencia.
El profesor Venter, gran aficionado al mar, pasó dos años sirviendo en la marina americana en Vietnam, tras lo cual estudió Bioquímica y se doctoró en Fisiología y Farmacología en California. Hombre de gran sentido del humor, decía que su papel principal era servir el café durante las reuniones. Después de unos años como profesor asociado en la Universidad de Búfalo y el Roswell Park Cancer Institute, se trasladó a los Institutos Americanos de la Salud, en Bethesda.
A consecuencia de la primera reunión internacional que sobre el genoma humano se organizó en Valencia en el 88, mi amigo Cook-Degan, consciente de que era una de las jóvenes promesas en genética, me habló de él, y por eso fui a buscarle a Bethesda.
Así pues, cuando en 1991 se celebró la segunda reunión sobre el Proyecto Genoma Humano, dedicada a la Ética y patrocinada por la Fundación BBV, lo invitamos a que asistiera. He de reconocer que esta segunda reunión en Valencia causó dos hechos trascendentes: promovió el interés de la entonces recién creada Fundación en la genética y las consecuencias de sus descubrimientos; y sirvió para el lanzamiento del joven y, por entonces poco conocido a nivel internacional J. Craig Venter. En dicho simposio participaron, entre otras personalidades de las pocas interesadas entonces en el Proyecto Genoma Humano, Victor Mckusick, James Watson y Walter Gilbert. McKusick ha sido recientemente galardonado con el Premio Japón y está considerado el padre de la medicina génica. Walter Gilbert, Premio Nobel, contribuyó a descubrir cómo se sintetizan las proteínas a partir de grupos de tres bases del ARN, y fue el primero en postular que los orígenes de la vida fueron debidos a la aparición de cadenas de ARN. El impulsivo James Watson, famosísimo por su trabajo sobre la estructura de la doble hélice del ADN, no necesita comentario; así que recordaré que aquélla fue su única visita a España, y que se entrevistó con el Rey, como he comentado en otra ocasión recientemente.
La redacción de las conclusiones de esta segunda reunión sobre el Genoma Humano se le encomendó a Craig Venter, y fue él quien las consensuó trabajando hasta la madrugada, para que se presentaran en la clausura de la reunión, presidida por la Reina Doña Sofía. Ya advertimos entonces, y nos impresionaron a todos su capacidad de trabajo, su imaginación y su pasión por el mar. Recuerdo que Venter me propuso que a esta reunión en Valencia ¡viniese todo el mundo en barco!
La tercera reunión sobre el Genoma Humano, celebrada en Bilbao en el 93 y también patrocinada por la Fundación BBV, contó con la presencia de Venter, al que invité a participar como miembro de su Patronato, como recuerda él mismo en su libro «Life Decoded. My Genome: My Life». Por entonces Venter ya empezaba a destacar por sus estudios del genoma viral. En aquella reunión conoció a Hamilton Smith, Premio Nobel por el descubrimiento de los enzimas de restricción, la herramienta que ha permitido dividir la larga molécula de ADN en fragmentos que así se pudieron analizar. Durante una cena Venter convenció al doctor Smith de las posibilidades comerciales de los descubrimientos del Genoma Humano, a las que nadie habíamos hecho mucho caso. Ya había problemas sobre su proyecto de generar patentes antes de que lograra la primera secuencia completa del genoma humano. Por todo ello, no es de extrañar que Craig Venter nos hablara, en dicha reunión en Bilbao, sobre «La rentabilidad de patentar los descubrimiento genéticos». Venter fue tan convincente que el Premio Nobel Smith dejó su Cátedra en la Universidad Johns Hopkins y se fue a trabajar con el joven Venter al Instituto de Ciencias Genómicas que éste había creado en el 92 y, como es sabido, desde entonces siguen trabajando juntos.
Apenas cinco años después de la reunión de Bilbao, se creó Celera con el objeto de realizar el primer mapa completo del genoma humano, proyecto en que naturalmente participó Hamilton Smith.
La fama de Craig Venter se extendió por su desarrollo de tecnologías importantísimas para secuenciar rápidamente el genoma, como la llamada identificación de secuencias dianas (EST). Muy simpático y claramente «inconformista», no se lleva bien con otros científicos, incluyendo al también iconoclasta James Watson, quien dijo que lo que Venter hacía con dicha técnica «lo podía hacer un mono». Venter no lo ha olvidado. Su creatividad, diligencia y originalidad en la secuenciación, le llevaron a publicar en el año 2003 en la revista Science la secuencia del genoma humano.
Con los años, Craig Venter abandonó Celera y ha creado el Instituto Craig Venter, y se ha dedicado a recorrer los mares en su yate Sorcerer II, analizando genomas de bacterias con el objetivo de conseguir nuevos recursos, especialmente energéticos.
Venter acaba de anunciar el éxito de un proyecto en el que lleva trabajando varios años, la síntesis del genoma de un ser vivo, el de la bacteria Mycoplasma laboratorium, es decir, el primer paso para crear vida en el laboratorio, lo que provocará no sólo importantes avances científicos sino también grandes discusiones éticas y filosóficas. Es la gran noticia, en la que ha estado trabajando mucho tiempo con Hamilton Smith.
Hace unas semanas me telefoneó mi hijo mayor, James, que vive en San Diego, y me dijo que se iba a reunir con Hamilton Smith, a quien conoce por las reuniones de los Jurados de los Premios Rey Jaime I. El profesor Smith se encontraba allí desarrollando una sede de la Fundación Craig Venter.
Por todo lo dicho, esperamos con avidez conocer más detalles del futuro de «la creación de vida» directamente de Venter, que estos días 5, 6 y 7 de mayo imparte sendas conferencias en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia.
Venter es un asiduo visitante de España, pues, además de participar en las dos últimas reuniones sobre el Genoma Humano, volvió en 1998 cuando se le reconoció con una Medalla de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, durante un curso en la Sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Valencia, y hace unos siete años recibió en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias, compartido con otros distinguidos investigadores, incluyendo su competidor y poco amigo Francis Collins.
Dada su gran categoría científica y, por tanto, su cada vez mayor número de ocupaciones, es de agradecer, que Craig Venter, posiblemente el biólogo molecular más famoso en la actualidad, venga a pasar unos días a España, para compartir sus ideas revolucionarias con cuantos científicos y estudiantes deseen aprender aspectos novedosos y fascinantes de la genética.
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