Por Peter Mandelson, comisario europeo de Comercio, Louis Michel, comisario europeo de Desarrollo, y Manuel Pinho, ministro de Economía e Innovación de Portugal, que ocupa en la actualidad la presidencia de la Unión Europea. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia (EL PAÍS, 17/10/07):
En la cumbre ministerial de la OMC que se celebró en Hong Kong en 2005, la Unión Europea se comprometió a aumentar su gasto de ayuda al comercio a 2.000 millones de euros anuales a partir de 2010. Hace unos días, en Luxemburgo, la Unión Europea aprobó su Estrategia de Ayuda al Comercio y empezó a hacer realidad dicho compromiso. La UE, que ya era el mayor donante de ayuda al desarrollo, ha pasado así a ocupar el primer puesto mundial en la financiación de medidas diseñadas específicamente para aumentar la capacidad de los países en vías de desarrollo de practicar el comercio.
El objetivo de la ayuda al comercio es que los países pobres y vulnerables puedan desarrollar las infraestructuras y las herramientas económicas esenciales para utilizar el comercio como motor de crecimiento económico y desarrollo. Su aplicación les ayudará a adquirir la capacidad necesaria para practicar un comercio eficaz y rentable y acelerar la erradicación de la pobreza.
Es más caro enviar una tonelada de maíz desde Zambia -que no tiene salida al mar- a la vecina Tanzania, que desde Tanzania a Europa o Estados Unidos. En la mayoría de los puertos europeos y americanos, un contenedor tarda un día en pasar la aduana. En muchos puertos africanos tarda semanas. Muchos productores agrarios africanos carecen de una asistencia técnica que les ayude a cumplir los requisitos sanitarios y de seguridad de la Unión Europea. En esos países, no es que el libre comercio haya fracasado, sino que la falta de medios suficientes para comerciar representa un obstáculo incluso para los que tienen un espíritu más emprendedor, moderno y decidido. Ésos son los problemas que la ayuda al comercio pretende abordar.
Esta situación nos recuerda que los países más pobres del mundo necesitan algo más que el mero acceso a los mercados de los países ricos para prosperar. Los países más pobres ya tienen acceso al mercado europeo, libre de cuotas y de aranceles y sin condiciones recíprocas. Sin embargo, muchas veces no pueden aprovecharlo. Tener acceso al mercado sin una ayuda al comercio es como poner un plato de comida delante de un hombre sin darle un cuchillo y un tenedor.
Por ese motivo, la Declaración Ministerial de la cumbre de la OMC celebrada en Hong Kong en 2005 hizo un llamamiento a ampliar los recursos que ofrecía la comunidad internacional a los países en vías de desarrollo. La respuesta de la UE consistió en 1.000 millones de euros anuales de la Comisión Europea y 1.000 millones de euros anuales de los Estados miembros de la Unión a partir de 2010. En la progresión hacia ese objetivo, los Estados europeos ya han prometido 600 millones de euros en 2008.
No se trata de poner una etiqueta nueva a ayudas ya existentes. Se trata de dinero nuevo que se destinará a los programas de ayuda al comercio sin quitarlo de otros programas de desarrollo. Tendrá repercusiones visibles en la reducción de la pobreza e intentará apoyar el espíritu emprendedor en todos los ámbitos, incluidas las asociaciones de pequeñas y medianas empresas y los sectores marginados, como los grupos de pequeños agricultores y los de mujeres.
La ayuda europea al comercio servirá para sentar las bases de unos entornos empresariales sólidos, que atraigan las inversiones privadas y contribuyan a la integración de los países en vías de desarrollo en la economía mundial. Asimismo, financiará proyectos que ayuden a dichos países a tener una participación en la lucha contra los grandes desafíos que afronta la comunidad internacional, al disminuir las emisiones de gas de efecto invernadero y evitar conflictos sobre unos recursos naturales escasos.
Aproximadamente la mitad del incremento de la ayuda europea al comercio está destinada de forma específica a los países de África, el Caribe y el Pacífico, con los que la UE está negociando en la actualidad Acuerdos de Asociación Económica. Los nuevos acuerdos pretenden eliminar todas las barreras arancelarias y cuotas que aún dificultan el acceso de sus exportaciones al mercado de la UE y ayudarles a diversificar sus economías para no depender de un puñado de materias primas básicas. La ayuda al comercio contribuirá de manera crucial a fortalecer y apoyar ese proceso.
Todo el mundo está de acuerdo en que el comercio no puede ser una varita mágica para fomentar el desarrollo. Necesita el apoyo de medidas que ayuden a los países a desarrollar la capacidad de poner en marcha proyectos, transportar los productos al mercado y, en definitiva, competir en los mercados regionales y mundiales.
Como es natural, es importante que haya mercados abiertos, entre otras cosas para el comercio entre los propios países en vías de desarrollo: tres de cada cuatro aranceles que se pagan en la economía mundial son los que impone un país en vías de desarrollo a otro. Pero ayudar a esos países a crear la capacidad necesaria para aprovechar los mercados abiertos es también muy importante. La UE siempre se ha comprometido a poner el comercio al servicio del desarrollo. Ahora, Europa ha empezado verdaderamente a hacer realidad lo que dice.
En la cumbre ministerial de la OMC que se celebró en Hong Kong en 2005, la Unión Europea se comprometió a aumentar su gasto de ayuda al comercio a 2.000 millones de euros anuales a partir de 2010. Hace unos días, en Luxemburgo, la Unión Europea aprobó su Estrategia de Ayuda al Comercio y empezó a hacer realidad dicho compromiso. La UE, que ya era el mayor donante de ayuda al desarrollo, ha pasado así a ocupar el primer puesto mundial en la financiación de medidas diseñadas específicamente para aumentar la capacidad de los países en vías de desarrollo de practicar el comercio.
El objetivo de la ayuda al comercio es que los países pobres y vulnerables puedan desarrollar las infraestructuras y las herramientas económicas esenciales para utilizar el comercio como motor de crecimiento económico y desarrollo. Su aplicación les ayudará a adquirir la capacidad necesaria para practicar un comercio eficaz y rentable y acelerar la erradicación de la pobreza.
Es más caro enviar una tonelada de maíz desde Zambia -que no tiene salida al mar- a la vecina Tanzania, que desde Tanzania a Europa o Estados Unidos. En la mayoría de los puertos europeos y americanos, un contenedor tarda un día en pasar la aduana. En muchos puertos africanos tarda semanas. Muchos productores agrarios africanos carecen de una asistencia técnica que les ayude a cumplir los requisitos sanitarios y de seguridad de la Unión Europea. En esos países, no es que el libre comercio haya fracasado, sino que la falta de medios suficientes para comerciar representa un obstáculo incluso para los que tienen un espíritu más emprendedor, moderno y decidido. Ésos son los problemas que la ayuda al comercio pretende abordar.
Esta situación nos recuerda que los países más pobres del mundo necesitan algo más que el mero acceso a los mercados de los países ricos para prosperar. Los países más pobres ya tienen acceso al mercado europeo, libre de cuotas y de aranceles y sin condiciones recíprocas. Sin embargo, muchas veces no pueden aprovecharlo. Tener acceso al mercado sin una ayuda al comercio es como poner un plato de comida delante de un hombre sin darle un cuchillo y un tenedor.
Por ese motivo, la Declaración Ministerial de la cumbre de la OMC celebrada en Hong Kong en 2005 hizo un llamamiento a ampliar los recursos que ofrecía la comunidad internacional a los países en vías de desarrollo. La respuesta de la UE consistió en 1.000 millones de euros anuales de la Comisión Europea y 1.000 millones de euros anuales de los Estados miembros de la Unión a partir de 2010. En la progresión hacia ese objetivo, los Estados europeos ya han prometido 600 millones de euros en 2008.
No se trata de poner una etiqueta nueva a ayudas ya existentes. Se trata de dinero nuevo que se destinará a los programas de ayuda al comercio sin quitarlo de otros programas de desarrollo. Tendrá repercusiones visibles en la reducción de la pobreza e intentará apoyar el espíritu emprendedor en todos los ámbitos, incluidas las asociaciones de pequeñas y medianas empresas y los sectores marginados, como los grupos de pequeños agricultores y los de mujeres.
La ayuda europea al comercio servirá para sentar las bases de unos entornos empresariales sólidos, que atraigan las inversiones privadas y contribuyan a la integración de los países en vías de desarrollo en la economía mundial. Asimismo, financiará proyectos que ayuden a dichos países a tener una participación en la lucha contra los grandes desafíos que afronta la comunidad internacional, al disminuir las emisiones de gas de efecto invernadero y evitar conflictos sobre unos recursos naturales escasos.
Aproximadamente la mitad del incremento de la ayuda europea al comercio está destinada de forma específica a los países de África, el Caribe y el Pacífico, con los que la UE está negociando en la actualidad Acuerdos de Asociación Económica. Los nuevos acuerdos pretenden eliminar todas las barreras arancelarias y cuotas que aún dificultan el acceso de sus exportaciones al mercado de la UE y ayudarles a diversificar sus economías para no depender de un puñado de materias primas básicas. La ayuda al comercio contribuirá de manera crucial a fortalecer y apoyar ese proceso.
Todo el mundo está de acuerdo en que el comercio no puede ser una varita mágica para fomentar el desarrollo. Necesita el apoyo de medidas que ayuden a los países a desarrollar la capacidad de poner en marcha proyectos, transportar los productos al mercado y, en definitiva, competir en los mercados regionales y mundiales.
Como es natural, es importante que haya mercados abiertos, entre otras cosas para el comercio entre los propios países en vías de desarrollo: tres de cada cuatro aranceles que se pagan en la economía mundial son los que impone un país en vías de desarrollo a otro. Pero ayudar a esos países a crear la capacidad necesaria para aprovechar los mercados abiertos es también muy importante. La UE siempre se ha comprometido a poner el comercio al servicio del desarrollo. Ahora, Europa ha empezado verdaderamente a hacer realidad lo que dice.
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