Por Luis Sanzo (EL CORREO DIGITAL, 06/11/07):
El pasado 22 de octubre, las delegaciones serbia y albanokosovar conocieron los 14 posibles puntos de acuerdo definidos por la troika que supervisa las negociaciones sobre el futuro estatus político de Kosovo. En las propuestas formuladas por los representantes de Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea para avanzar hacia una solución compartida destacan tres aciertos, una limitación y una incógnita.
Las propuestas de los mediadores llaman inicialmente la atención por la claridad con que se reafirma la actual independencia de facto de Kosovo. «Belgrado no gobernará Kosovo», se asegura rotundamente en el documento de la troika. Tampoco retornará físicamente al territorio. La orientación hacia la máxima autonomía kosovar es particularmente evidente en la dimensión económica y financiera. Así, se asegura la plena independencia fiscal de Kosovo, su integración en las estructuras regionales de cooperación económica y una relación directa con las instituciones financieras internacionales.
La satisfacción de las demandas de la mayoría albanokosovar, y éste es el primer acierto de la troika, no implica sin embargo el reconocimiento de un nuevo Estado soberano. El texto de los mediadores internacionales no incluye en este sentido, entre sus 14 principios para el acuerdo, la promesa de independencia formal para el territorio kosovar.
La troika delimita, en segundo lugar, una serie de cuestiones de interés mutuo en los que Serbia y Kosovo tendrán necesariamente que trabajar de forma conjunta. Estos asuntos se concretan por ahora en 13 grandes materias. En estas materias, los negociadores sugieren establecer instituciones comunes para el desarrollo de la cooperación, en una línea que apuntaría hacia alguna solución de tipo confederal.
El tercer acierto no se relaciona directamente con los criterios que se mencionan en el documento de la troika, sino más bien con aquellos que no se incorporan a sus 14 puntos pero que les confieren auténtico sentido. Así, si no se alude al principio de integridad territorial y soberanía serbia en que se fundamenta la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU, la propuesta de los mediadores tampoco sanciona la unidad territorial de Kosovo. El principio de no partición para este territorio no se antepone por tanto al que proclama el derecho de Serbia a su integridad territorial. Si ésta llegara a ponerse en duda, nada en el texto impediría que se discutiera también la posible partición de Kosovo.
Respecto a los límites de la propuesta, debe señalarse la insuficiente consideración de las necesidades de las comunidades nacionales no albanesas. Estas necesidades no pueden analizarse sólo en términos de los derechos individuales que corresponden a los miembros de las minorías culturales. También es preciso contemplar los derechos políticos que corresponden a las comunidades nacionales que conforman el bloque constituyente en el territorio. Por lo que respecta a la comunidad serbia, esto implica considerar el principio de autonomía política para el conjunto de los territorios de Kosovo en los que la población serbia resulte mayoritaria. Por su parte, dada su condición de comunidad perseguida y marginada en el pasado por la mayoría albanesa, es preciso ofrecer a la comunidad romaní un plan específico orientado a su plena integración en la sociedad kosovar.
Finalmente una incógnita: ¿qué implicaciones tendrá la vía propia hacia la asociación con la Unión Europea que propone para Kosovo la troika negociadora? Si al final se impone un modelo de base confederal en las relaciones entre Serbia y Kosovo, el tratamiento del vínculo entre las dos partes de la Confederación y la UE podría dar lugar a innovaciones políticas con repercusión para el futuro de países como España.
A pesar de su trascendencia, resulta prematuro profundizar en las cuestiones planteadas. Nada indica de hecho que los albanokosovares -y quienes los apoyan- vayan a renunciar a su proyecto de acceso unilateral a la independencia. Aún así, las propuestas de la troika permiten vislumbrar por primera vez una salida racional a un conflicto que amenaza con romper los equilibrios en los que se asienta el sistema de relaciones internacionales.
El pasado 22 de octubre, las delegaciones serbia y albanokosovar conocieron los 14 posibles puntos de acuerdo definidos por la troika que supervisa las negociaciones sobre el futuro estatus político de Kosovo. En las propuestas formuladas por los representantes de Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea para avanzar hacia una solución compartida destacan tres aciertos, una limitación y una incógnita.
Las propuestas de los mediadores llaman inicialmente la atención por la claridad con que se reafirma la actual independencia de facto de Kosovo. «Belgrado no gobernará Kosovo», se asegura rotundamente en el documento de la troika. Tampoco retornará físicamente al territorio. La orientación hacia la máxima autonomía kosovar es particularmente evidente en la dimensión económica y financiera. Así, se asegura la plena independencia fiscal de Kosovo, su integración en las estructuras regionales de cooperación económica y una relación directa con las instituciones financieras internacionales.
La satisfacción de las demandas de la mayoría albanokosovar, y éste es el primer acierto de la troika, no implica sin embargo el reconocimiento de un nuevo Estado soberano. El texto de los mediadores internacionales no incluye en este sentido, entre sus 14 principios para el acuerdo, la promesa de independencia formal para el territorio kosovar.
La troika delimita, en segundo lugar, una serie de cuestiones de interés mutuo en los que Serbia y Kosovo tendrán necesariamente que trabajar de forma conjunta. Estos asuntos se concretan por ahora en 13 grandes materias. En estas materias, los negociadores sugieren establecer instituciones comunes para el desarrollo de la cooperación, en una línea que apuntaría hacia alguna solución de tipo confederal.
El tercer acierto no se relaciona directamente con los criterios que se mencionan en el documento de la troika, sino más bien con aquellos que no se incorporan a sus 14 puntos pero que les confieren auténtico sentido. Así, si no se alude al principio de integridad territorial y soberanía serbia en que se fundamenta la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU, la propuesta de los mediadores tampoco sanciona la unidad territorial de Kosovo. El principio de no partición para este territorio no se antepone por tanto al que proclama el derecho de Serbia a su integridad territorial. Si ésta llegara a ponerse en duda, nada en el texto impediría que se discutiera también la posible partición de Kosovo.
Respecto a los límites de la propuesta, debe señalarse la insuficiente consideración de las necesidades de las comunidades nacionales no albanesas. Estas necesidades no pueden analizarse sólo en términos de los derechos individuales que corresponden a los miembros de las minorías culturales. También es preciso contemplar los derechos políticos que corresponden a las comunidades nacionales que conforman el bloque constituyente en el territorio. Por lo que respecta a la comunidad serbia, esto implica considerar el principio de autonomía política para el conjunto de los territorios de Kosovo en los que la población serbia resulte mayoritaria. Por su parte, dada su condición de comunidad perseguida y marginada en el pasado por la mayoría albanesa, es preciso ofrecer a la comunidad romaní un plan específico orientado a su plena integración en la sociedad kosovar.
Finalmente una incógnita: ¿qué implicaciones tendrá la vía propia hacia la asociación con la Unión Europea que propone para Kosovo la troika negociadora? Si al final se impone un modelo de base confederal en las relaciones entre Serbia y Kosovo, el tratamiento del vínculo entre las dos partes de la Confederación y la UE podría dar lugar a innovaciones políticas con repercusión para el futuro de países como España.
A pesar de su trascendencia, resulta prematuro profundizar en las cuestiones planteadas. Nada indica de hecho que los albanokosovares -y quienes los apoyan- vayan a renunciar a su proyecto de acceso unilateral a la independencia. Aún así, las propuestas de la troika permiten vislumbrar por primera vez una salida racional a un conflicto que amenaza con romper los equilibrios en los que se asienta el sistema de relaciones internacionales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario