jueves, noviembre 22, 2007

Perspectiva electoral en EE. UU.

Por Walter Laqueur, director del Instituto de Estudios Estratégicos de Washington (LA VANGUARDIA, 14/10/07):

Cada vez comienzan antes las elecciones - y sus campañas correspondientes- en Estados Unidos. Falta más de un año para las elecciones presidenciales y la campaña ya avanza a velas desplegadas. Los medios de comunicación les dedican notable atención y constituyen tema principal de conversación hasta el punto de descuidarse otras cuestiones importantes. No es bueno para nadie, y menos para los candidatos en liza. Todo esto cuesta mucho dinero (según los cálculos al respecto, más de mil millones de dólares) y demanda grandes dosis de energía invertida en viajes y desplazamientos, discursos, apariciones en público, apretones de manos, besos a niños… Los candidatos han de hacer declaraciones sobre cualquier tema que pueda surgir a lo largo y ancho del planeta fijando al respecto su posición. Sin embargo, las cosas están cambiando y lo que digan ahora puede volvérseles en contra dentro de un año. En consecuencia, ¿por qué no pueden ponerse de acuerdo para comenzar más tarde el inicio de la campaña? En fin, no he podido oír hasta ahora una explicación convincente.

Si las elecciones se celebraran la semana que viene, ganaría Hillary Clinton. No es la mejor oradora ni pensadora ni posee la personalidad más atractiva, pero parece competente, no ha cometido ningún fallo notable y la mayoría de los miembros de su partido considera que es la que cuenta con mayores posibilidades de derrotar a los republicanos. Los otros dos candidatos favoritos, Barack Obama y John Edwards, son personas agradables y sensatas pero tienen en contra que sean insuficientemente conocidas y faltas de experiencia. Barack Obama, el primer candidato negro, puede ganar en los comicios demócratas en Iowa dentro de tres meses, pero tal circunstancia no revestiría excesiva importancia. Por otra parte, Obama puede acabar siendo vicepresidente, lo que le permitiría ganar en el 2012. John Edwards procede de una familia modesta, su padre fue un obrero y su madre una empleada de correos; siempre afirma que es el candidato del hombre y la mujer corrientes. Pero mientras tanto, ha acumulado una buena cantidad de millones de dólares como abogado y el hecho de que haya pagado 400 dólares por un corte de pelo no le ha ayudado precisamente.

¿Qué factor podría impedir una victoria de Clinton? Un año es un lapso de tiempo muy largo en política; podría producirse una crisis importante en el plano internacional que podría facilitar las cosas a los republicanos. Hasta fecha reciente, los demócratas han insistido en la guerra de Iraq, pero últimamente la situación ha mejorado un tanto y en cualquier caso habrán de lidiar con la cuestión de Iraq y no resulta muy inteligente que digamos ponerse a hacer ahora grandes promesas. De modo que han adoptado una perspectiva más sagaz y, por ejemplo, han sacado de la chistera una propuesta ambiciosa y largamente esperada como es la relativa a un seguro sanitario universal para todo el territorio.

Sin embargo, la precaución que muestran en la cuestión de Iraq ha provocado las iras de numerosos activistas demócratas que pueden volverse contra cualquier candidato que no prometa retirarse mañana y, en conjunto, prometa seguir una política en alguna medida aislacionista. Tal es probablemente el talón de Aquiles del Partido Demócrata: un candidato realmente aceptable a ojos de los activistas no lo es a ojos del pueblo estadounidense. En consecuencia, habrán de hacer concesiones. No obstante, ejercen notable influencia en la opinión al actuar en la era del blog, aparte de que han reunido notables sumas de dinero y pueden obligar a Hillary Clinton a hacer cosas o al menos a hacer declaraciones que afecten negativamente a sus oportunidades de victoria. Clinton, que ha de andar sobre la cuerda floja, puede caer.

Otro candidato puede salir a escena de improviso: en su caso una incógnita como, por ejemplo, Al Gore, que perdió por poco frente a Bush en el 2004. Sin embargo, la obtención del premio Nobel de la Paz por sus actividades sobre el problema del cambio climático, podría inducirle a optar de nuevo a la presidencia. Desde luego es ya un poco tarde para crear un equipo y recaudar fondos, pero Hillary Clinton tiene muchos enemigos que preferirían a Gore, figura que podría ser ligeramente más popular entre el ala radical del partido. De modo que no cabe excluir tal eventualidad.

¿Y qué puede decirse de los principales candidatos republicanos? Rudy Giuliani, anterior alcalde de Nueva York, es el favorito, pero resta por ver con qué grado de apoyo puede contar aparte de la Costa Este. El senador John McCain, de Arizona, es probablemente el candidato republicano más respetado; es un hombre de gran valentía e independencia de criterio. Sin embargo, es el candidato de más edad (71 años) y su postura dura sobre Iraq le ha dañado políticamente. Otras candidaturas incluyen, por ejemplo, a Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts y a Fred Thompson, de rostro más familiar para millones de estadounidenses porque no sólo fue senador sino también actor de una popular serie de televisión, Ley y orden.Por otra parte, tampoco cabe descartar que los republicanos en su convención de Minneapolis elijan en el último minuto otro candidato.

El 40 por ciento de los estadounidenses vivos en la actualidad ha vivido bajo un presidente llamado Bush o Clinton, y se ha dicho con razón que hay millones de familias en Estados Unidos con otros nombres. De acuerdo, pero también hay que decir que se advierten ahora menos deseos que en el pasado de servir al país en la presidencia, asumiendo el enorme esfuerzo que conlleva convertirse en candidato con cierta posibilidad de éxito.

No hay comentarios.: